Este es un tema que ha existido desde siempre en la historia de la humanidad, porque del reino animal el hombre es el único que experimenta el rencor, el resentimiento y tiene conductas ofensivas.
El perdón es un tema polémico porque cada quien puede abordarlo desde un enfoque en particular: religioso, social o psicológico, pero independientemente de la postura que se tome, es importante conocer qué creencias, emociones y sentimientos experimenta tanto la persona que ha ofendido como la ofendida. Lo que hay en la mente de cada una de ellas es lo que verdaderamente la atormenta.
Por un lado, quien ha sido ofendida se sentirá humillada y ultrajada, si le es difícil procesar la experiencia, seguramente vivirá en un estado de resentimiento. Por otra parte, el agresor de no tener una transformación interna vivirá en la culpa.
Generalmente se tiene la creencia de que el perdonar al ofensor implica aceptar lo ocurrido, olvidar o resignarse, como también se cree que es otorgarle algo que “alivie” la culpa del otro. El verdadero perdón implica un trabajo profundo, personal, tanto en el sistema de creencias, como en las emociones; pero lo más trascendente es el trabajo en la identidad, en lo no espiritual.
El perdón es liberarte del dolor, del enojo, del resentimiento y por ningún motivo implica que al hacerlo, tengas que estar forzosamente al lado de quien te ofendió. Hay que tener claro qué es el Apego y qué es el Amor.
Reza un pensamiento: el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Si no lo liberas, te esclaviza y te enferma mental, emocional y físicamente.
El perdonar te hará libre, y si decides seguir tu propio camino, tu corazón en el futuro estará abierto al verdadero Amor.
Y si necesitas el perdón, habrás de sanar aquello que te llevo a herir y elevar tu nivel de Conciencia. ¡Comprométete contigo mismo, con la vida y trasciende!
Severo Martínez Aroche